Vancouver no solo se descubre con la vista, también con el oído. Entre paisajes montañosos, calles llenas de historia y modernidad, esta ciudad canadiense guarda una serie de sonidos que forman parte de su identidad cultural. Desde un cañón centenario hasta una melodía de sintetizador con historia rockera, estos son cuatro sonidos que no solo se oyen, se sienten… y solo aquí.
1. Heritage Horns, el homenaje al himno nacional
Cada día, exactamente a las 12:00 p.m., un sonido potente y peculiar resuena desde el corazón del puerto de Vancouver. Muchos, especialmente en verano, lo confunden con el silbato de un crucero que está por zarpar. Sin embargo, este sonido proviene de las Heritage Horns, unas cornetas monumentales instaladas en la azotea del Pan Pacific Hotel, en Canada Place.
Estas cornetas emiten a un volumen de hasta 115 decibeles, y tocan las primeras cuatro notas del himno nacional canadiense. Son pocos segundos, pero es suficiente para captar la atención de cualquiera que se encuentre cerca… ¡y recordar que ha llegado la hora del almuerzo!
Los Heritage Horns fueron creados por Robert Swanson en 1967 como parte de los proyectos centenarios de BC Hydro. Originalmente estaban instalados en el edificio de la empresa, pero tras su desalojo en los años 90, el proyecto fue adoptado por Canada Place y reubicado en su emblemática torre hotelera.
En sus primeros años, las cornetas funcionaban con un temporizador mecánico que no siempre era preciso. Eso causaba que muchos trabajadores salieran a almorzar más temprano de lo necesario. Para corregirlo, el sistema fue reemplazado por un temporizador eléctrico programado para sonar puntualmente a las 12 del día.
Hoy, las Heritage Horns no solo marcan una tradición sonora única en Vancouver, sino que también mantienen vivo un fragmento de su historia.
2. Steam Clock, el ícono de Gastown y el reloj de vapor que no es tan antiguo como parece
A simple vista, el Steam Clock de Gastown parece sacado de la época victoriana, o quizás una de las pocas estructuras que sobrevivió al gran incendio de Vancouver en el siglo XIX. Pero la verdad es otra: este icónico reloj fue construido en los años 70 por Raymond Saunders, un maestro relojero canadiense.
Ubicado en la esquina de Water y Cambie, el reloj es una parada obligada para turistas y locales que se reúnen a su alrededor, cámara en mano, esperando su momento estrella. Cada 15 minutos se activan los Westminster Quarters —la misma melodía del Big Ben de Londres—, y cada hora, los cinco tubos superiores emiten vapor acompañado por su característica melodía.
Aunque su nombre lo dice, el funcionamiento del reloj es en su mayoría eléctrico. El vapor que se ve salir es en realidad generado por una cámara de calefacción subterránea del sistema de vapor de la ciudad.
Este reloj tiene réplicas en Indiana (EE. UU.) y Otaru (Japón). Además, ha aparecido en álbumes musicales como Here and Now de Nickelback, en películas noventeras, y hasta en videojuegos como Mario Kart Vancouver Tour y Vancouver Velocity. Durante los últimos días del Eras Tour de Taylor Swift, el reloj incluso fue programado para tocar Shake It Off en lugar de los tradicionales cuartos de Westminster. ¡Todo un aliado de la cultura pop!
El steam clock fue retirado temporalmente en 2014 por reparaciones y fue colocado en el mismo lugar de siempre una vez esté listo. Según su creador, si se mantiene correctamente, el reloj podría funcionar durante un siglo. Lamentablemente, Raymond Saunders falleció en noviembre de 2024, pero su legado sigue marcando el tiempo y los corazones de quienes lo visitan.
3. Skytrain chime, el anuncio de una aventura para los vancouverites
Puede parecer un simple timbre, pero si vives en Vancouver o has viajado en su transporte público, seguramente reconoces el sonido que anuncia la llegada del SkyTrain. Ese chime característico —suave pero distintivo— forma parte del día a día de miles de personas… y tiene una historia muy musical detrás.
Aunque TransLink —la empresa operadora del sistema— fue creada en 1982, no fue sino hasta 1985, con la inauguración de la línea Expo Line, que se creó el famoso chime que avisa el cierre de puertas y anuncia la próxima estación.
Y aquí lo curioso: el sonido fue producido en Little Mountain Sound Studios, un estudio icónico en Mount Pleasant por donde también pasaron bandas como Aerosmith, AC/DC y Bon Jovi. El timbre está inspirado en la pieza Fanfare for the Common Man de Aaron Copland y fue creado con un sintetizador Yamaha DX7, símbolo de los años 80.
El chime fue desarrollado por Ian Graham, operador del sistema en los años 80, junto con Murray Price, ingeniero de sonido del estudio. Para ellos, el sonido del SkyTrain debía transmitir modernidad, naturaleza y frescura, como reflejo de la esencia de Vancouver.
Aunque hoy en día el sistema se ha digitalizado, Ian Fisher, actual gerente de operaciones, asegura que el cassette original aún se conserva como parte de la historia de TransLink.
El chime va acompañado por la voz cálida y clara de Laureen Reagan, quien te indica la próxima estación unos 25 a 30 segundos antes de llegar.
¿Te interesa conocer más? Escucha la historia completa en el TransLink Podcast.
4. Nine o’clock gun, el cañón que marca las 9:00 p.m. en Vancouver
El cañón fue fabricado en 1816 en Woolwich, Inglaterra, y llegó a Vancouver en 1894. Originalmente se disparaba para ayudar a los pescadores en el puerto a sincronizar sus relojes, ya que antes no existían los medios electrónicos para coordinar horarios con precisión. Desde entonces, dispara todos los días a las 9:00 p.m. en punto, como una tradición sonora que conecta el presente con el pasado marítimo de la ciudad.
Está ubicado en el Brockton Point, dentro de Stanley Park, con vista directa al puerto. Está resguardado por una pequeña estructura de ladrillo y es uno de los puntos favoritos para turistas y locales curiosos. En sus interiores se pueden ver los escudos del Rey Jorge III y del Conde de Mulgrave respectivamente.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el cañón fue momentáneamente silenciado para evitar confusión con posibles ataques; y en 1969, un grupo de estudiantes de UBC lo «secuestró» como protesta por el alto costo de la matrícula. Dejaron una nota pidiendo rebajas y devolvieron el cañón días después.
Actualmente, el disparo se controla de forma automática a través de GPS y no se necesita un operador manual. Aun así, se mantiene como uno de los rituales urbanos más curiosos de Vancouver.
Como dato, durante la pandemia, el cañón sonaba a las 7pm para apoyar a los trabajadores que salían.
Cada uno de estos sonidos, aunque diferente en forma y origen, construye una parte del alma sonora de Vancouver. Algunos marcan la hora, otros el movimiento, y algunos simplemente nos recuerdan que incluso en una ciudad moderna, el pasado, la tradición y la cultura pueden seguir vibrando… literalmente.
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